Empieza un nuevo y caluroso día de verano en Madrid. Situada en el centro geográfico de la Península ibérica, cosmopolita y tolerante; rebosante de cultura y de historia; de cosas por hacer, de lugares que visitar y sitios por descubrir. Pero Madrid, que puede presumir de tener unos inviernos relativamente suaves, tiene unos veranos calurosos. Muy calurosos. La capital española se encuentra a algo más de trescientos kilómetros de la playa más cercana. Y las playas de agua dulce, embalses y pantanos que surgen -como oasis en el desierto- en sus inmediaciones, solo crean la ilusión de frescura por un ratito. Y es que sobrevivir a un día abrasador no es una tarea sencilla.
El mercurio supera con facilidad los treinta grados. A diario. Y las olas de calor solo sirven para incrementar la temperatura y la sensación de aridez generalizada. Es entonces cuando los árboles se derriten, los pájaros se evaporan y el suelo arde. Y cuando las hormigas, que hace solo unos meses caminaban por las calles buscando miguitas olvidadas ahora parecen extintas, quedarse en casa parece una de las opciones más sensatas.
Pero no siempre es posible resguardarse del tórrido día bajo el indulgente aire fresquito del climatizador. Hay casas que no tiene la preinstalación de los conductos necesarios. En otras, y pese a que los precios se han reducido considerablemente, no se puede invertir en un equipo de aire acondicionado fijo; bien por el coste del equipo, bien por miedo a la factura de la luz. Hay personas a las que el aire acondicionado les sienta realmente mal; se resfrían, les afecta a la garganta o incluso les causa dolor de cabeza. Otras veces, no nos aclaramos con el termostato y por no discutir, preferimos ni encenderlo. En la calle sigue haciendo calor. Mucho calor. Pero hay pequeños trucos que, en conjunto, pueden hacer de tu casa un lugar más fresco y habitable.
Lo más importante es mantener ventilada la casa. Abre puertas y ventanas, utiliza las primeras horas de la mañana y las últimas horas de la tarde para hacerlo. Éstas son las horas más frescas del día y ayudarán a orear y refrescar la casa. A medida que vaya avanzando el día, irán aumentando las temperaturas en la calle y aumentarán también de manera insoportable en casa si no lo evitas.
Antes de que el sol empiece a apretar, a media mañana, cierra todas las ventanas y baja las persianas de las habitaciones donde vaya a dar directamente el sol. Intenta no bajar las persianas tanto como para necesitar encender muchas luces, las lámparas irradian calor. Solo bájalas lo suficiente para que el sol no sobrecaliente el suelo y los muebles; así evitarás que guarden el calor y aumenten la temperatura general de la casa.
Debes tener en cuenta que los electrodomésticos y los aparatos electrónicos, al igual que ocurre con las lámparas, también producen calor. Y en verano, más. Intenta encender los electrodomésticos en las horas más frescas y trata de encender el ordenador solo cuando sea imprescindible. Esto reducirá el calor de la habitación en la que se encuentre y hará que tu ordenador tenga una vida útil más larga porque estarás evitando sobrecargar su sistema de enfriamiento. No en vano, un sobrecalentamiento podría dañarlo.
Con un poco de suerte, cuando llegue la noche, la temperatura bajará unos grados. Sube entonces las persianas todo lo que puedas, aparta las cortinas y sitúa el ventilador de manera estratégica junto a la ventana. De esta manera, el ventilador repartirá el aire fresco que pueda entrar de la calle en lugar de cambiar de sitio el aire caliente que ya había en la estancia. Si tienes un patio interior o una terraza cerca de los dormitorios, utiliza estas últimas horas del día para baldearlo y regar las plantas para mantenerlas húmedas y frescas.
Los pequeños detalles también cobran un papel protagonista para sobrevivir a los días más calurosos del verano. Mantener las sábanas limpias y frescas, de colores claros y tejidos agradables como el satén o el algodón son la mejor opción para descansar bien, aun sin encender el aire acondicionado. Tanto las sábanas de algodón como las sábanas de satén son suaves, frescas, transpirables y resultan muy agradables al tacto.
Del mismo modo, mantener limpia y ordenada la casa ayudará a crear una sensación de frescor y amplitud. Incluso a largo plazo, si vives en una zona donde los veranos son más calurosos de lo razonable, puedes plantearte añadir una serie de reformas o cambios que hagan de tu casa un lugar más habitable en la época estival. Existe una gran variedad de toldos -de estilos y precios- que pueden instalarse para resguardar la vivienda, puedes instalar láminas solares en las ventanas o cubrir con plantas la fachada para que sean ellas y no tu vivienda la que absorba el calor.