El uso de un aparato de aire acondicionado doméstico se ha extendido en estos últimos años gracias a su precio y al cambio climático que estamos experimentando. Sin embargo, parece seguir siendo muy complicado encontrar cuál es el mejor aparato para enfriar (o calentar, ya sabes) una habitación de forma correcta. A continuación, analizamos diversos factores que influyen, de forma decisiva, en este hecho y recomendamos cuáles pueden ser las mejores opciones.
No se trata de bajar la temperatura, sino de las leyes de la física
Por lógica, cuando en una habitación hace demasiado calor (o frío) es habitual bajar (o subir) al máximo la temperatura del aire acondicionado para equilibrarla lo antes posible. El problema reside en que, aunque no lo parezca, esta decisión puede generar más problemas. ¿El motivo? Las leyes de la física.
Si se usa un split -el aparato rectangular que se instala en la pared y que consta de un módulo exterior- se suele colocar en altura (sobre la puerta o al lado de la ventana por lo general). El aire caliente es más ligero que el frío y se acumula en la zona superior de la habitación. Al poner en marcha el aire, se crea una corriente que provoca que este aire caliente regrese al aparato. El mismo, pensará que la temperatura es ya la adecuada mucho antes de lo estipulado por lo que será imposible refrescar la habitación. De hecho, es mucho más adecuado seleccionar una temperatura superior a los 22 grados, tardará más tiempo, pero será más efectivo.
Aparatos recomendables para una habitación
Existen diversos modelos que bien pueden ayudarle a lograr su objetivo, entre los que se encuentran en el mercado podemos citar los siguientes:
Aire acondicionado de ventana
No tiene unidad exterior, se coloca en la parte baja de la ventana y va refrescando el aire que llega de fuera progresivamente. Son recomendables en propiedades en las que se prohíbe la instalación en fachadas de aparatos similares. Sin embargo, su efectividad depende directamente de la oscilación térmica que se produce en el aire que entra en su interior por lo que podrían no ser recomendables para climas demasiado calurosos.
Aire portátil
Es una unidad de gran tamaño que se conecta al exterior mediante un tubo. Enfría con mucha rapidez y consigue su objetivo en poco tiempo, pero, aparte de ruidoso, gastan demasiada luz y aumentan considerablemente la humedad de la estancia donde se instale.
Split
Es la opción más adecuada aunque todo dependerá del tamaño de la habitación. Este factor es decisivo tal y como le comentamos a nuestros clientes de Madrid. Es decir, una cosa es que se analicen las frigorías que genera el aparato y otra bien distinta que se espere la misma eficacia en un salón de 10 metros cuadrados que en uno que multiplique por diez esta misma medida. Para evitar males mayores, se recomienda medir la habitación a enfriar y analizar el número de kilovatios térmicos que necesita para bajar su temperatura.
Por lo general, un piso estándar necesitará en torno a los ocho kilovatios térmicos. Una habitación normal en torno a los dos o dos y medio. Es conveniente escoger el aparato que ofrezca la posibilidad de generar esta energía. Además, es fundamental hacer número de forma adecuada y consultar con un profesional sobre la instalación.
¿Por qué? Porque se suelen hacer cálculos de forma errónea. Es decir, si la casa necesita , por ejemplo, 9 kilovatios térmicos en total, se compra un split con esta energía y se colocan tubos a cada habitación. Este error es demasiado común y, una vez más, provoca que la física haga acto de presencia para entorpecerlo todo. Un split con la energía correspondiente y a una temperatura de unos 22 grados enfriará una habitación de forma eficiente y sin demasiados problemas convirtiéndose en la mejor solución para cubrir cualquier habitación siempre que tenga las medidas arriba expuestas.
Resulta indispensable, para conseguir este objetivo, contar con una ventana con cierre hermético y también con un humidificador si se va a dormir o a trabajar en la habitación. Recuerda además que el mantenimiento del split es imprescindible para garantizar la salubridad del aire. Retira cada mes los filtros correspondientes y procede a su limpieza con productos poco agresivos. No olvides que en su interior siempre hay agua y que, de no prestarle la merecida atención, puede convertirse en un nido de bacterias que termine provocando problemas respiratorios de diversa consideración.
No lo dudes, déjate de comprar un aparato de aire por el precio y confía en profesionales para que midan, analicen y observen la habitación que desea refrigerar. Solo así conseguirás el mejor resultado y tener un hogar con la temperatura perfecta para cada ocasión.
